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DIARIO CRÓNICAS DE ARIES
La fábula del escorpión, el lobo y el búho

GÉNESIS. Autor: Eduardo Alarcón Orozco – Fábulas

Eduardo Alarcón Orozco

El maestro pintor, al regresar a casa le sucedió un hecho que no lograba comprender y era que al abrir la puerta de su cabaña encontró en el piso un recipiente roto cuyo contenido de alacranes negros y amarillos ahora ante su presencia se esparcían por todo el piso corriendo hacia los rincones de las paredes.

Pero su sorpresa fue mayor al observar que alguno de ellos había logrado sorprender y picar a Napoleón su perro fiel y que ahora le saludaba afanosamente con la cola y sus patitas pero asombrosamente se había transfigurado en un León, sí, leíste bien en uno hermoso, fuerte y esculpido.

Al no lograr comprender lo que sus ojos veían acudió de inmediato a sus aposentos en el estudio donde realizaba sus obras y llevando consigo las compras que acababa de realizar en la tienda «La casa del arte» una tienda de materiales ya de tradición en el centro de la ciudad en dónde acostumbraba comprar y detrás de él como era costumbre su fiel amigo.

Aún incrédulo, extrajo de las bolsas que traía consigo los materiales con los que se disponía a llevar a cabo las piezas que convertiría en obras maestras pero ahora se percató de que contenían un brillo y una luz propia de esos materiales en una mezcla curada entre algo de alquimia y extractos de magia que le ayudarían en lograr su cometido y poder así confeccionarlas en un grado maestro, por lo que no quiso sorprenderse demasiado de lo que había visto ya a primera vista.

Eduardo Alarcón Orozco

Fue entonces, que al momento de ingresar a su taller y luego de colocarse su mandil se percató que justo al fondo de su estudio permanecían en actitud de igual sorpresa un lobo y un búho que sostenían un acalorado debate.

Eduardo Alarcón Orozco

Todos, totalmente sorprendidos por un momento se veían estupefactos pero luego sin más el búho y el lobo continuaron su interacción y el maestro y su fiel mascota escucharon atentamente como el lobo aducía que cuando la oscuridad cae, se llenan los cielos y todo se vuelve en contra de uno mismo y de esa forma comienza el reinado del miedo, se apodera de uno la angustia y trae consigo la ansiedad.

Pero, la lechuza audazmente argumentaba con aire sobrado que cuando sale la aurora y el sol amanece es porque hay esperanza y en la mente del ser que se decide se esparce su luz para lograr vivir intensamente y para que el miedo sucumba logrando con ello que todo el universo conspire a su favor.

El maestro y el león, mirándose fijamente primero y luego volteando a verlos de nuevo sin lograr dar cabida a lo que veían escucharon atentamente lo que el búho decía:

Quién ahora ve lo que los demás no pueden ver, no lo que es, o lo que fue, algún día, sino lo que podría ser, elige un camino que por solitario que parezca conlleva a descubrir que cada punto se encuentra contactado entre sí y con otros puntos de encuentro y ello le da sentido con su lado opuesto y dirigiéndose al maestro y su mascota afirmó que en todo trazo bien logrado o bien un contorno por desalienado que parezca el artista se encuentra así mismo en el, solo si el equilibrio es hallado en cada movimiento, surgiendo así la consciencia de ser parte del universo y de la constante creación de la que formamos parte activa y presente, la parte viva de la evolución dentro, muy dentro de cada uno y continuó diciendo hacia los demás:

De tal manera que las semillas estelares que provocan los cambios, las trasformaciones y las revoluciones del movimiento rítmico creador es precisamente durante la noche que cual subversivos y conspiradores extienden y amplían sus raíces y al cabo del tiempo florecen cual campos de cultivo, cual raíces de bambú, para luego convertidos en soñadores e idealistas, inundar el mundo con su luz transformándose en flor y canto, decía el buho a sus anonadados escuchas.

Eduardo Alarcón Orozco

Así, el encuentro con uno mismo entre otras cosas nos da la posibilidad de ver el valor de lo que hay dentro de uno mismo y la consciencia de que ello es inconmensurable y es el antídoto para dejar de renunciar a expandir nuestras consciencias.

Así, impulsado por la energía que hace latir nuestro corazón mediante el impulso creador, nos fundimos en un anhelo con la creación de la que somos parte activa.

Las diferencias, en ese estado decía el búho al lobito se resuelven fácilmente porque está implícita la solución y lo que importa realmente es el imaginar lo que podría ser aunque nos digan que ello se antoja siempre imposible y así de esa manera, seguir buscando de manera permanente hasta que lo encuentres por lo que, el significado del aullido nocturno a la luna que bien podría ser ahora un augurio o una desesperanza hacen necesario el cuestionar y discurrir acerca de destruir todo aquello que ya no funciona para crear algo nuevo que marque una nueva etapa o una nueva era, resultando ello necesario para ascender a lo más grande que hay en nosotros.

Eduardo Alarcón Orozco

Así, quizás juntos conviviendo, mezclando, ajustando su luz y las sombras y aplicando distintos tonos, hasta matizarlos de la forma en que se abra el portal de nuestra imaginación para descubrir otros mundos por imaginarios que parezcan y encontrar un sinfín de posibilidades para darnos cuenta que todo aquello que nos limita siempre encuentra la solución más simple y que esas respuestas siempre han estado ahí, dicho lo anterior, viéndose estupefactos los 4 y mirándose entre sí, escucharon el exhorto de la mágica ave ¿me acompañan a descubrirlo… dijo el búho?