Hijo mío;
Alguien te dirá: «tu madre ha muerto»
y su muerte vendrá hacia ti,
recorriendo toda tu piel china y delirante
y nadie pensará en la muerte en sí.
Una tibieza de mano se alzará en tu frente
y por tus ojos de agua y muy adentro
se alzarán mis palabras como imágenes,
y el sollozo retumbará en los espacios.
Dirás entonces –mamita- y tu lengua describirá
tu forma, se ahogará y se recrudecerá
se ahuyentará y dirás cuantos días aquí
te tuvieron y tú sin decírmelo;
Tomarás en las manos mis cosas y mis libros
y sentirás en el cuello las cadenas
que se soltaron al llegar la muerte;
y los grilletes rotos al llegar la vida;
Sobre mi mesa un poco de mezcal, y ya sin sueño
olvidará entre la copa y la noche su sentido de
dos cartas, tres desvelos, una muerte,
Viajarán por mis recuerdos y mis lunas.
Una gladiola vendrá desde el aroma
para fijar el amor entre mi nada.
Y estará todo sereno.
(Habrá un murmullo quizás de viento deshojado…)
Abrirás, entonces puertas y ventanas
un claro novilunio anaranjado dirá;
trenes, herramientas o tabaco infinito.
Un lento adiós irá de mi voz a tu silencio.
Y alguien te recordará:
«tu madre ha muerto»;
Y casi árbol, mis pies hinchados
de estar de pie, huyendo de la cinética
de recuerdos, hará que los besos
huyan de las mejillas para dejar de expresarse
Se dirá:
«Todo tuvo y lo poseyó.
Hermosos amaneceres pasaron por sus ojos
dos pastores custodiaron su corazón, alegraron
sus atardeceres, no anduvo en verdad sola
entre las multitudes.
Su terrestre piel por las raíces
se adelantaba hasta el copete rojo de los cardenales.
Y por la madrugada en el rocío,
hacía su viaje tempranero y puro
para poner su llanto entre la hierba».
Pensarás:
«La pálida bahía de su frente…»
«Sus ojos de mar más adentro
que la luz les dio su propio resplandor.
Su nariz, su cuerpo pequeño,
la risa compaginaba con su ternura
como una luz que ilumina al final
de un túnel relleno de oscuridad.»
y Gritarás:
«¡Elegida en los desencuentros.
favorita de los silencios.
transeúnte de la nada.
huésped de un ser desconocido.
Madre que eres sangre de mi sangre
y carne de mi tu carne,
sólo mi cuerpo morirá tu muerte!»
¡Que no el olvido, que no el recuerdo,
Que no el amor mío!
Descansa en Paz mamá.
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